Descripción
Cuando el 10 de enero de 1976, después de cuatro meses de suspensión gubernativa, el semanario Triunfo volvía de
nuevo a la calle anunciando desde su portada una "respuesta democrática", lo hacía desde la percepción de que ni el país que
había dejado meses atrás era el mismo, ni tampoco podía serlo ya el papel que el propio Triunfo estaba dispuesto a desempeñar.
Sin la presencia física de Franco, las condiciones de posibilidad de un cambio político se habían multiplicado y por ello, la revista
que, desde 1962 había enarbolado la bandera de la cultura antifranquista, se encontraba ante la urgencia de afrontar la necesaria
redefinición de su cometido público.
El seguimiento de Triunfo a lo largo de la primera fase de la transición permite determinar por un lado, el modo en que
se constituye como sujeto de una acción político-periodística dentro de un contexto de cambio y, por otro, su participación en el
proyecto de ruptura democrática impulsado por un significativo sector de la sociedad española. Con ese doble objetivo se
avanzaba en una propuesta de investigación en la que confluían tres vectores: medios de comunicación, ciudadanía y cultura
política. En ella, la vertebración socio-mediática de la ciudadanía, la composición de sus universos políticos, de sus convicciones
ideológicas profundas, de sus aspiraciones, expectativas, renuncias, comportamientos públicos, etc. tantas veces soslayados,
aparecen convertidos en importantes ejes de la interpretación cultural sobre cambio político, del mismo modo que la cultura
cívica, entendida como el "lenguaje político" de medios y colectivos sociales, fundamento de su identidad gregaria y de sus
estrategias discursivas, de argumentación y representación de la realidad, tanto como de actuación, se constituye en este estudio
como variable a considerar en todo proceso de cambio político. (Teseo)