�Es el yihadismo el nuevo nazismo?

Título

�Es el yihadismo el nuevo nazismo?

Autor

Ignacio Vidal-Folch

Fecha

02/11/2016

Fuente

Diario El Mundo

Descripción

Art�culo en el que se comparan eovoluci�n y pr�cticas del ISIS con las del partido nazi, contextualizando ambos fen�menos.

Texto original

Diez a�os despu�s de la invasi�n de Irak, supuestamente llamada a llevar la democracia y la modernidad a Oriente Medio, vimos en los televisores asombrosas im�genes que parec�an la versi�n moderna de Lawrence de Arabia; s�lo que no era ficci�n, era la realidad. En vez de caravanas de camellos y cargas de caballer�a �rabe dirigidas por Omar Shariff, ve�amos largas columnas de veh�culos todoterreno serpenteando por el desierto, a menudo humvees norteamericanos arrebatados al ej�rcito iraqu�, cargados de combatientes fuertemente armados, con ametralladoras kalashnikov y lanzagranadas, agitando banderas negras caligrafiadas con vers�culos del Cor�n que recordaban las banderas de los bucaneros del siglo XVII.
Viendo la inesperada, veloz y fulminante marcha de conquista del desierto en humvees, tuve la vaga sensaci�n de un dej� vu: �a qu� me recordaba (adem�s de a Lawrence de Arabia)? �Cu�ndo se hab�a visto algo parecido por �ltima vez? Quiz� en los primeros compases de la II Guerra Mundial, cuando los motorizados ej�rcitos alemanes conquistaron media Europa en cuesti�n de semanas: era la blitzkrieg, que s�lo se fren� cuando la Royal Air Force frustr� la invasi�n de las islas brit�nicas. De parecida manera, adem�s, el avance irresistible del Estado Isl�mico (ISIS) se detuvo cuando el presidente sirio Bashar Asad dej� claro que de ninguna manera se fugar�a, sino que resistir�a en el poder, apoyado por Rusia, contra todos los ej�rcitos sublevados de la �oposici�n democr�tica�. Grupos financiados y armados por Arabia Saud� y los Estados Unidos y que, en su mayor�a, fueron fagocitados por ISIS (seg�n cuenta el prestigioso corresponsal Patrick Cockburn en el libro ISIS, el retorno de la Yihad).
Las primeras noticias y rumores sobre la crueldad con que los conquistadores impon�an la ley isl�mica en las poblaciones de las que se adue�aban tambi�n recordaban la �poca del nazismo. Pero es casi un t�pico del pensamiento la identificaci�n de cada mal absoluto con la Alemania de Hitler. �Est� justificado en este caso? �Puede compararse a ISIS con el nazismo? �El islamismo extremo, o el islamismo a secas -ya que no se conoce uno moderado- es el nuevo III Reich?
La guerra que el Califato ha declarado a todos los infieles, ateos y �polite�stas� del mundo se parecer� poco a la guerra que enfrent� a un Eje de reg�menes totalitarios contra una coalici�n de aliados democr�ticos. El nuevo enfrentamiento entre un totalitarismo absolutista y las democracias occidentales no durar� seis a�os, sino que se alargar�, seg�n numerosos analistas, d�cadas, y se librar� en diferentes y sucesivos campos de batalla de todo el mundo, que incluyen las ciudades europeas. El final es incierto.
Para algunos, especialmente los descendientes de las v�ctimas de la Shoah, suena a frivolidad e incluso indecencia la comparaci�n de cualquier cosa con aquello; no hay crimen pol�tico ni r�gimen tan abyecto que pueda compararse con la eliminaci�n sistem�tica y racional de jud�os y gitanos en los campos de exterminio. Sin embargo, organizaciones jud�as han sido las primeras en alertar de la semejanza entre ambos movimientos.
Valores t�picamente nazis como la glorificaci�n de la muerte heroica, o como el F�hrerprincip (principio de la jefatura), o la Volksgemeinschaft (comunidad del pueblo en una sola alma m�stica, por la que merece la pena morir) se encuentran, muy parecidos, en el islamismo. �Es disparatada la comparaci�n con los cr�menes s�dicos de una patrulla de matarifes a la orilla del mar, o comparar la Wehrmacht con un ej�rcito de aluvi�n de locos de dios? �Qu� relaci�n tiene, al margen de las mutuas, interesadas simpat�as entre Hitler y algunos l�deres musulmanes, el movimiento nacionalista alem�n, nihilista y materialista, con el espiritualismo internacionalista de los muyahidines que se inmolan causando una matanza mientras a�llan que Al� es grande?
Tanto el proyecto de la Alemania nazi como el de ISIS se proyectan invasiva, expansivamente. El III Reich, por Europa, en reclamaci�n de un �espacio vital� para el pueblo alem�n, espacio que quiere encontrar en las tierras del Este, rusas y polacas, cuyas poblaciones, racialmente inferiores, deben ser primero severamente purgadas y luego reducidas a mano de obra para las tareas m�s elementales de la agricultura y la industria. En su af�n de conquista, el islamismo va m�s lejos, porque aspira al sometimiento del mundo entero a la ley cor�nica. �La luna creciente mahometana responde a una divisa latina: donec impleat orbem, hasta que la luna est� llena�, subraya a PAPEL el fil�sofo y ling�ista franc�s Philippe-Joseph Salazar. �Es decir, convertir, destruir y someter hasta que la media luna del Islam sea la luna llena que cubra la tierra entera�.
Ambos totalitarismos se caracterizan por un asombroso nivel de violencia, tanto en el campo de batalla como en la retaguardia, aunque en esto ni est�n solos ni carecen de precedentes hist�ricos.
Ambos atribuyen una importancia grande a la conformaci�n de una cultura ejemplar y depurada, a la guerra cultural y a la escenificaci�n p�blica de sus victorias en este campo; si el Estado hitleriano prohibi� diferentes disciplinas cient�ficas, organiz� piras con las obras literarias de autores jud�os o indeseables, defini� la correcta l�nea est�tica para las artes y organiz� exposiciones para denigrar la pintura decadente, el islamismo proh�be la representaci�n pl�stica de los seres humanos y los animales, porque imitan la obra del creador -lo que es blasfemo- y pueden inducir a la idolatr�a; los budas milenarios de Afganist�n, los templos de Palmira, cualquier vestigio de tiempos infieles, est�n de m�s.
Ambos sistemas tienen en cuenta la dimensi�n ritual de sus comparecencias p�blicas, con escenograf�as cuidadosamente estetizadas para cada evento p�blico, sean desfiles, asambleas, ejecuciones o comparecencias del l�der: figura expresiva, nerviosa y teatral la del F�hrer; solemne, sobria, hier�tica la del Califa.
Ambos disponen de un omnipresente aparato de agitaci�n y propaganda que a los incr�dulos les puede parecer repugnante pero resulta extremadamente eficaz y seductor para las masas a las que se dirige. Los dos emplearon la vanguardia audiovisual tecnol�gica de sus �pocas para propagar sus mensajes -el cine o, ahora, el v�deo en las redes sociales- y crearon sus propios medios de comunicaci�n, como las revistas Signal y Dabiq.
Ambos atribuyen a la mujer una funci�n social subalterna como responsable de la intendencia dom�stica y sumisa proveedora de progenie, aunque el r�gimen nazi no contemplaba la poligamia ni la lapidaci�n de la ad�ltera ni obligaba a las mujeres a ir envueltas de la cabeza a los pies en sacos negros.
Ambos justifican su belicosidad y su derecho a una revancha severa en un agravio hist�rico territorial y moral previo: para el islamismo, esa afrenta abarca de las Cruzadas medievales y la expulsi�n de Al Andalus al colonialismo del siglo XIX, el apoyo de Occidente a las tiran�as m�s corruptas y decadentes de Oriente Medio y al Estado de Israel, y la miseria irredenta de sus poblaciones, de la que responsabiliza a la perfidia extranjera. Para el III Reich, la humillaci�n del tratado de Versalles, la sustracci�n de Alsacia y Lorena y otras amputaciones del territorio nacional, las indemnizaciones multimillonarias exigidas a Alemania por los vencedores y la miseria del pueblo durante la rep�blica de Weimar.
Hay tambi�n diferencias que saltan a la vista. Philippe-Joseph Salazar apunta, por ejemplo, que el Califa Abu Bakr al-Bagdadi, l�der de ISIS, no ha suscitado un culto a la personalidad igual al que el aparato de propaganda nazi orquest� en torno a Hitler. Si Hitler se presentaba como heredero de guerreros victoriosos como Federico el Grande y Bismarck, �la influencia de Al-Bagdadi es califal, es decir, habiendo restaurado la justa sucesi�n de Mahoma, inspira respeto, es un gu�a espiritual�, declara. Salazar, autor de Palabras armadas: entender y combatir la propaganda terrorista (ensayo que analiza la propaganda de ISIS y cuya edici�n en �rabe ser� lanzada en Beirut en 2017), tambi�n cree que las estructuras de los movimientos militares son dis�miles: �La aristocracia militar del ISIS es de car�cter republicano: los jefes son castigados como los soldados y un tema favorito de los yihadistas es la 'igualdad fraterna' que les une, sin distinci�n de raza, de color, de origen social, de lengua, lo cual tiene una enorme importancia en el reclutamiento. La llamada del Califato a los fieles para que se le unan en el combate es una llamada igualitaria como respuesta a un mensaje espiritual�.
Fil�sofo, autor de una veintena de ensayos y ex ministro de Educaci�n del Gobierno franc�s entre 2002 y 2004, Luc Ferry sostiene en cambio que �el islamismo fan�tico es el nazismo de nuestro tiempo�. Sin ambages, se�ala rasgos coincidentes en una entrevista con Actualit� Juive: �A diferencia de la neutralidad caracter�stica del laicismo, islamismo y nazismo son ideolog�as desbordantes de sentido y de promesas, lo cual en este mundo nuestro, que anhela un ideal y una esperanza, proporciona una gran ventaja�. Nazismo e islamismo tambi�n comparten el rasgo vertebral del odio a los valores de la Ilustraci�n: �El romanticismo alem�n detestaba el individualismo y consideraba que el hombre s�lo era hombre entre sus cong�neres. Un individuo, un ser humano, es un miembro de una comunidad. En ISIS encontramos este mismo odio a la Europa de las Luces, y en concreto este odio a Francia, porque Francia es el Estado laico por excelencia�.
Por motivos obvios, es en el espacio franc�fono donde m�s analistas han se�alado las similitudes entre el modo de ser y de operar entre el III Reich e ISIS; por ejemplo Richard Prasquier, presidente del consejo representativo de las instituciones jud�as de Francia (CRIF), que el 7 de octubre pasado advirti� al presidente franc�s Fran�ois Hollande que �ser indulgente con el islamismo radical es ser indulgente con el nazismo�. No se trata, seg�n Prasquier, de comparar la magnitud de los cr�menes cometidos -pues en su opini�n �los de los nazis son insuperados en la historia de la Humanidad�- sino la doctrina que conduce a ellos, la ideolog�a, una concepci�n del mundo en la que es preciso culminar la obra exigida por la divinidad o por la Historia aniquilando a los enemigos.
Prasquier se�ala dos afinidades sustanciales entre el nazismo y lo que �l llama �islamismo radical� y otros prefieren designar como salafismo yihadista. En primer lugar, el antisemitismo: �Es un componente esencial de las dos ideolog�as�, aunque en un caso se trate del antisemitismo hist�rico europeo -tan alem�n como franc�s, espa�ol, ingl�s o ruso- que el partido nazi llev� a su apoteosis parox�stica, y en el otro caso tenga su origen discursivo en el Cor�n, la palabra de Dios.
La otra afinidad, a su entender a�n m�s significativa, es la deshumanizaci�n del otro y su reducci�n a la condici�n animal. Para los nazis, los jud�os eran cucarachas, ratas, piojos o �bacilos de la tuberculosis incrustados en el pulm�n alem�n� (extracto del Mein Kampf). Himmler hablaba del dif�cil trabajo de los SS frente a los jud�os, a los que un ignorante, un desinformado, pod�a tomar por seres humanos. Para los islamistas radicales, los jud�os y los cristianos son �bastardos de simios�, de cerdos, como aparecen reiteradamente en el libro sagrado, de asnos o de perros.
El mensaje es id�ntico: a pesar del aspecto relativamente humano que tenga el enemigo, de humano s�lo tiene la apariencia. Sus cr�as tampoco son humanas; y tal como los nazis pod�an hacer estallar la cabeza de los beb�s contra los �rboles para ahorrarse una bala, seg�n el testimonio de Primo Levi en Si esto es un hombre, un yihadista como Mohamed Merah, ciudadano franc�s de origen argelino que en 2012 perpetr� los atentados de Montauban y Toulouse, pudo sin objeciones de conciencia disparar a bocajarro contra la cabeza de un ni�o de cuatro a�os.
El narrador argelino en lengua francesa Boualem Sansal habla de estos paralelismos en libros como La aldea del alem�n y el recientemente publicado en Espa�a 2084. El fin del mundo (Seix Barral). En esta novela, presentada recientemente en el Institut Fran�ais de Barcelona, presagia -con una tonalidad por cierto mucho m�s sombr�a que Michel Houellebecq en Sumisi�n- el dominio del Islam sobre el mundo y el fin de la democracia y de los valores que han constituido la Europa desde las Luces.
En conversaci�n con PAPEL, Sansal afirma que la afinidad entre nazismo e islamismo se le apareci� �muy pronto�. �En mi adolescencia, en los a�os 60-70, el descubrimiento de 1984 de George Orwell me abri� los ojos sobre el funcionamiento de las ideolog�as totalitarias. Tambi�n me parec�a extra�o y repulsivo que mi pa�s, que hab�a luchado por su independencia y el progreso social, profesase tal admiraci�n por la Alemania hitleriana, por el nazismo, por Hitler. Descubr�a con disgusto el discurso isl�mico de la �poca: estaba tan lleno de odio contra los jud�os, contra los cristianos, contra Occidente, contra la democracia, la modernidad, etc�tera. Cuando a principio de los a�os 80 descubr� en los altiplanos argelinos aquel pueblecito en que viv�a un alem�n que se dec�a que hab�a sido un SS [tema de su novela El pueblo del alem�n], se produjo en m� una luz: empec� a estudiar seriamente estos temas, el nazismo, el islamismo, la dictadura, y r�pidamente me gan� el pesimismo�.
Sansal detecta �demasiadas analog�as entre ayer y hoy�, y prev� que llegar� el d�a en que se produzca �la articulaci�n entre todas estas ideolog�as y entonces, bajo la direcci�n del islamismo, experimentaremos algo peor que lo que el mundo ha conocido con el nazismo y el fascismo, y luego con el estalinismo y el mao�smo�.
Para acabar esta especulaci�n comparativa, le ped� a Sansal y a Salazar su opini�n sobre el viraje reciente de Turqu�a: los �ltimos movimientos de Tayyp Erdogan para liquidar la tradici�n laicista instaurada por Kemal Ataturk, desmantelar a la oposici�n, encarcelar a los disidentes y convertir Turqu�a en otro Estado Isl�mico. A Sansal no le ha sorprendido:
- En absoluto. A lo largo de los siglos el islamismo ha desarrollado diferentes estrategias para conquistar el poder y retenerlo definitivamente. En Turqu�a ha encontrado una v�a original y eficaz. Erdogan aplica un programa con continuidad y mucho �xito, que comprende cuatro etapas: primero, tranquilizar al ej�rcito turco y a Europa; segundo, ampliar la base social cultural y pol�tica del AKP; tercero, aislar a la �lite turca occidentalizada del pueblo; cuarto, concentrar el poder en las manos de un solo jefe. Todo se ha cumplido, y la pr�xima etapa, cuando las condiciones regionales sean favorables, ser� decretar el Califato y operar la reunificaci�n del mundo musulm�n sunita.
Salazar subraya, por su parte, que el presidente turco ha dicho que �el Islam moderado no existe�, y concluye: �Con eso todo est� dicho. Que cada uno saque su propia conclusi�n�.
Otro rasgo autodestructivo que comparten el Califato y el Tercer Reich es la facilidad con que su impetuosa agresividad les empuj� temerariamente a desafiar a demasiados enemigos a la vez; el segundo frente que Hitler abri� en el verano de 1941, invadiendo la URSS, y que determin� su derrota, prefigura el anunciado final a medio plazo del ISIS. La beligerancia exasperada de los islamistas y los brutales atentados terroristas que patrocinan en todo el mundo han retra�do a los pa�ses que los amparaban y unido en contra suya a todos los dem�s, incluidas las superpotencias norteamericana y rusa, en una alianza improvisada, recelosa y disfuncional pero que no cejar� hasta aniquilar por completo sus estructuras y poner a toda su direcci�n fuera de combate, como se hizo con la corte nazi al final de la Segunda Guerra Mundial.
Pero, a diferencia de lo sucedido en Europa a partir de la rendici�n de Alemania, donde los juicios de Nuremberg, la desnazificaci�n y la sostenida vigilancia posterior han hecho imposible el renacimiento de la ideolog�a nazi, la ideolog�a que sostiene ISIS ser� imposible de erradicar. Salazar opina que la guerra actual no es sino el estadio preliminar de un conflicto que encontrar� otros teatros de operaciones por los que ya se va extendiendo: �Cuando Mosul caiga, el centro del Califato se desplazar�. El Califa de hecho ya ha reorganizado su alto mando introduciendo nuevos jefes procedentes de otras partes del mundo que no son Oriente Medio ni Francia. Est� preparando la continuaci�n. El Califato es una ideolog�a planetaria: que Mosul caiga poco importa, la ideolog�a seguir� siendo poderosa, tanto por su redespliegue territorial (�frica, Asia) como por su permanencia de propaganda en internet�.

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Citación

Ignacio Vidal-Folch, “�Es el yihadismo el nuevo nazismo?,” Repositorio HISREDUC, consulta 10 de diciembre de 2025, http://repositorio.historiarecienteenlaeducacion.com/items/show/4711.