Entrevista a Rafael Caro Repetto: “Lo tradicional -y la ópera de Pekín- está cobrando nuevo prestigio en China”

Título

Entrevista a Rafael Caro Repetto: “Lo tradicional -y la ópera de Pekín- está cobrando nuevo prestigio en China”

Autor

Daniel Méndez

Fecha

10/07/2014

Fuente

Zaichina

Descripción

Artículo entrevista sobre el resurgimiento de la ópera en China.

Texto original

No corren buenos tiempos para la ópera de Pekín. Pensando en el futuro y en todo lo que tenga que ver con la modernidad, los jóvenes chinos no están demasiado interesados en las óperas tradicionales chinas, que se enfrentan al difícil reto de adaptarse a los nuevos tiempos. Pero, ¿cómo hacerlo manteniendo las antiguas y complejas claves del género?

Para responder a algunas de estas preguntas hemos acudido a Rafael Caro Repetto, profesor asociado de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona e investigador del Music Technology Group de este centro. Si en la anterior parte de nuestra entrevista nos explicó las claves de la ópera de Pekín, en esta abordamos su historia a principios del siglo XX, la Revolución Cultural y las innovaciones que ha vivido el género desde los años 80. [Si estás interesado en el tema, no te pierdas su trabajo publicado en los Asian Papers de la Universidad Autónoma de Barcelona]

 

Rafael Caro Repetto, tocando el guqin, uno de los instrumentos chinos que ha estudiado durante los últimos años.
Rafael Caro Repetto, tocando el guqin, uno de los instrumentos chinos que ha estudiado durante los últimos años.

 

En el extranjero la ópera de Pekín es muy conocida, pero, ¿qué lugar ocupa hoy en la sociedad china?

Es un tema complejo. Actualmente, el público de ópera de Pekín, el que se gasta su dinero en comprar una entrada en uno de los teatros donde se representa, suele tener una edad media de 60-70 años. Eso quiere decir que hay una desconexión importante con el público joven. Es por eso que el público es muy reducido y ha estado menguando mucho.

El análisis de esto es muy complejo. Hay problemas propios del género, como que ha fallado al intentar conectar con el nuevo público, o las nuevas necesidades que tiene la audiencia actual (desde el punto de vista del contenido, de la expresión estética y demás). Además, se ha perdido la cobertura estatal que tenía el género, que si bien actualmente está protegido, antes lo estaba más todavía. Hoy ya ya no todas las compañías ni todas las ciudades tienen la obligación de mantener una compañía de ópera tradicional. De hecho, la ópera de Pekín quizá esté mejor que otros géneros regionales.

A parte de todo lo anterior, la desconexión se explica sobre todo porque la ópera de Pekín ahora tiene una competición con otras actividades de ocio que antes no tenía. Ahora un joven puede disfrutar de una película, puede irse a ver un partido de fútbol, tiene el ordenador en su casa, tiene sobre todo el móvil… y tiene un montón de cosas que hacer que antes, cuando uno salía a entretenerse, pues sólo tenía la ópera de Pekín. Antes no podías mirar en internet y decir: “a ver qué hago esta noche”. La gente iba allí y se quedaba entusiasmada. En la vida de un campesino, que lo que veía todo el día era tierra, pues de pronto veía un montón de colores, de música, de platillos, de ruido, malabares y demás. Ahora, simplemente, la estética de la ópera de Pekín tiene que competir con mucho más y es una estética que no apela al público joven.

 

Los míticos personajes de la ópera de Pekín ya no llaman tanto la atención de los jóvenes chinos. FOTO: Daniel Méndez.
Los míticos personajes de la ópera de Pekín ya no llaman tanto la atención de los jóvenes chinos. FOTO: Daniel Méndez.
 
 
Muchos chinos hoy reconocen que ellos tampoco comprenden mucho la ópera de Pekín. Algunos expertos señalan la Revolución Cultural (1966-1976) como una de las causas que rompió esa tradición tran enraizada.

La ópera de Pekín no es sencilla. No es como el texto occidental, que te sientas ahí y todo pasa en el escenario. La ópera de Pekín exige mucho del espectador.

En cuanto a la Revolución Cultural (1966-1976), se puede decir que interrumpió ese importante proceso de formación en varios puntos.

Primero, dejó de formar a actores nuevos en el repertorio tradicional. Como he dicho, las óperas tradicionales son profundamente convencionalizadas, por lo que la puesta en escena necesita que el actor haya adquirido una serie de convenciones tradicionales, y esto es un entrenamiento muy complejo y muy extensivo; si de pronto esto se corta durante diez años, pues pasa que hay actores que no se forman en estos proyectos.

Segundo, las personas que conocían esos movimientos, pues dejan de enseñarlos durante diez años. Hay óperas que cuando muere el actor que las sabe interpretar, pues nadie más sabe hacerlas, porque era él el que manejaba las convenciones de esa ópera.

Y también hay un tercer elemento: no sólo son los nuevos y los viejos actores, sino que el público deja de estar formado en esas convenciones. Generalmente, el no iniciado en ópera de Pekín, da igual si es chino o occidental, cuando va a ver ópera de Pekín, no sabe lo que está pasando en escena. Ve que hay gente que entra, que sale… pero no comprende los códigos: el público de ópera de Pekín necesita estar formado. La ópera de Pekín necesita de una formación del público, y durante los diez años de la Revolución Cultural, el público no estuvo formándose. Y después de eso no ha habido una recuperación de esa formación, sobre todo porque ha sido más difícil.

¿Ha cambiado algo en estos últimos años? En algunos círculos se habla de un “renacimiento” del género.

Sí, se cree que ahora la tendencia está cambiando. Y está cambiando no por el genero en sí, sino por la percepción que se tiene del mismo. Sobre todo porque especialmente el gobierno lo está utilizando como un tesoro nacional, se le denomina guocui (国粹). La ópera de Pekín es una cosa de la que los chinos tienen que sentirse orgullosos, porque es una expresión de su cultura tradicional y es lo que se vende como softpower fuera de China. Lo que se dice es: “los chinos tenemos la gran muralla, tenemos los palillos y la ópera de Pekín”.

Es por eso que tiene una protección muy importante, mientras que otros géneros menores no la tienen (aunque hace poco salió una ley también para proteger a los géneros menores de óperas tradicionales). Sobre todo desde que en el año 2010 la UNESCO lo declaró patrimonio inmaterial de la humanidad, la ópera de Pekín ha gozado de mucha protección y los chinos se empiezan a acercar a ella por lo que representa, más que porque les guste. El nuevo espectador se acerca a la ópera de Pekín de esta forma: “este es nuestro tesoro y voy a intentar entenderlo”. Pero aún así, actualmente no es un género muy popular.

 

El colorido maquillaje es una de las cosas que más atrae a las nuevas audiencias. FOTO: Daniel Méndez.
El colorido maquillaje es una de las cosas que más atrae a las nuevas audiencias. FOTO: Daniel Méndez.
 
Hay gente que considera la ópera de Pekín como la mejor expresión de la cultura tradicional china (canto, baile, música, artes marciales…) ¿Hasta qué punto esta crisis de la ópera de Pekín es tan sólo un ejemplo de la pérdida de otras tradiciones en la sociedad contemporánea?

Toda sociedad tiene su evolución y hay elementos que se van perdiendo a lo largo de la historia. A lo largo de la historia de China ha habido tradiciones que hoy ya no se practican y bueno, fue así; si no fue por la tradición actual fue por la situación del momento.

China ha vivido un proceso de cambio cultural y social fortísimo a lo largo de todo el siglo XX. Es muy complejo analizar esto, pero un factor importante es el prestigio que se le concede a la tradición. Durante la primera mitad del siglo XX, todo lo que estaba relacionado con la tradición estaba visto como algo retrógado y retrasado que estaba ocasionando el retraso político y económico de China. Es por eso que todo aquello se intentó evitar y se asumió lo occidental como lo progresista; para beneficiar a China, había que deshacerse de los lastres de la tradición.

Los fantasmas y espíritus son habituales en algunas representaciones de ópera de Pekín. FOTO: Daniel Méndez.
Los fantasmas y espíritus son habituales en algunas representaciones de ópera de Pekín. FOTO: Daniel Méndez.
Todo esto caló hondo entre la sociedad y lo que pasa hoy es bastante resultado de esto. Es verdad que, por la facilidad de acceso a la expresión estética de género, hay artes tradicionales que tienen hoy una mejor aceptación que otras: por ejemplo, la caligrafía o la pintura tradicional chinas. Todo el mundo aprecia la pintura y va a verla, no hay nadie que diga que no le apetece ver una exposición de pintura tradicional china.

 

Mientras tanto, otras tradiciones como las musicales son más difíciles de aceptar actualmente porque existe una contraoferta, por cierto, muy agresiva, que está en todos lados: la televisión, la radio, los medios de comunicación; se trata de otros estilos de música, ya no se puede decir occidental sino internacional, como el pop, el rock y todo este tipo de géneros. Ha cambiado el gusto y contra esto se puede hacer poca cosa.

Pero precisamente ahora debido al cambio de conciencia y al cambio en la relación que tiene la gente con su propio país, pues lo tradicional está cobrando nuevo prestigio, y es este pretigio lo que parece que está cambiando esta tendencia. Hay gente que está volviendo a apreciar las artes tradicionales partiendo de aquí, de que China está haciéndose orgullosa de sí misma y está diciendo: “oye, que nosotros también tenemos nuestras cosas”.

El género de la ópera de Pekín es muy peculiar y bastante rígido (poco realista, una clasificación estricta de personajes, casi sin decorado, con un idioma muy refinado…). ¿Cómo intentan modernizarlo los intelectuales de principios del siglo XX?

En la primera mitad del siglo XX, con el movimiento de la nueva cultura y toda la gran revolución cultural (la verdadera revolución cultural), todos los géneros tradicionales se ponen en cuestión. Es una época en la llegan todas las ideas de occidente, se presenta todo lo tradicional como el fracaso de una civilización; y se pone la cultura de occidente como un ejemplo en el que mirarse. En esta época se hicieron un montón de reformas de todos los géneros tradicionales, incluidas las óperas.

uno de los elementos que se utilizan para reformar la ópera tradicional es el realismo. A principios del siglo XX se empiezan a escribir nuevas óperas, nuevos libretos. Hay intelectuales que empiezan a interesarse por el género y actores que empiezan a relacionarse con intelectuales.

Mei Lanfang, por su parte, fue un gran reformador y estuvo contacto con todo el círculo de intelectuales, tanto en Shanghai como en Pekín, especialmente con Qi Rushan (齐如山). Éste fue un gran impulsor de las reformas de la ópera de Pekín, pero después se marchó a Taiwán y por eso aquí en la China continental no es muy conocido.

Son personas que empiezan a integrar el teatro realista en géneros tradicionales. También hay otro tipo de géneros que nacen y se forman a finales del siglo XIX y principios de XX. Además, hay géneros más pequeños que surgen en esta época y a ellos les viene muy bien este realismo porque es más fácil, es más llevadero y más accesible.

Y especialmente lo que cambia es la temática. Un tema muy frecuente a principios del siglo XX es la libertad de elección del matrimonio; se interpretan muchas obras en las que las mujeres deciden no obedecer a sus padres y buscan matrimonio por sí mismas; también se habla de toda la decadencia política, de los temas de corrupción que están pasando en la China contemporánea, de la Guerra contra Japón…

 

Tanto en las óperas tradicionales como en las más modernas, los movimientos de los ojos son muy impotantes. FOTO: Daniel Méndez.
Tanto en las óperas tradicionales como en las más modernas, los movimientos de los ojos son muy impotantes. FOTO: Daniel Méndez.
 
Ahora que mencionas a Mei Lanfang, una de las grandes estrellas de la historia de la ópera de Pekín. ¿Hay alguien en la actualidad que se le parezca?

No, no. Hay actores muy importantes, pero actores como Mei Lanfang fueron actores que fundaron escuela. En el período de formación de la ópera de Pekín, en la segunda mitad siglo XIX y primera mitad del siglo XX, hubo una serie de actores que, aunque las convenciones tradicionales ya están establecidas por la tradición, pues los actores siempre tienen un margen de libertad para interpretarlas y hacerlas propias; y aquellos actores encontraron un sistema personal en el que daban al repertorio que interpretaban una personalidad muy importante que las hacía muy atractivas. Sus alumnos (porque el sistema de transmisión de la opera de Pekín es imitación del profesor, incluso actualmente), empezaron a representar ese repertorio según como lo hacía su propio profesor.

Esos actores crearon escuelas de estilo. Había actores a los que incluso les interesaba esa forma de actuar e iban a buscar a ese profesor. Es por eso que una misma obra puede estar representada de forma diferente según las distintas escuelas. En aquella época, los cuatro grandes personajes de dan(personajes femeninos), como Mei Lanfang, Cheng Yanqiu, Shang Xiaoyun y Xun Huisheng, ellos fundaron escuela: en el sentido de que sus alumnos, sus seguidores, interpretaban los personajes igual que ellos… hoy hay grandes intérpretes de cada una de esas escuelas, pero no hay nadie que esté creando tendencia.

 


 

Sobre estas líneas, el famoso Mei Lanfang. Si estás en China, puedes ver la actuación completa aquí; también puedes ver la película de ficción estrenada en 2008.

Siguiendo con la historia de la ópera de Pekín en el siglo XX. Imagino que los comunistas comenzaron a utilizar muy pronto el género, ¿verdad?

Sí, todo el espectro ideológico de la izquierda utiliza estos recursos para sus fines propios. Esto no es una cosa exclusiva de la izquierda, sino que la izquierda aprovecha un caldo de cultivo que estaba ahí, que era propicio para todo esto. Y específicamente los comunistas lo utilizaron mucho. Ya en la comuna de Jiangxi y en Yan´an se empiezan a crear las primeras óperas que utilizan un tema específicamente comunista o socialista.

Es aquí cuando empieza a criticarse que los géneros tradicionales sólo hablen de concubinas y emperadores, y que no hablen de campesinos y trabajadores. Es por eso que estos personajes comienzan en esa época a aparecer en escena. Esto fue un trauma para los actores, porque no tenían ni idea de qué hacer; estaban acostumbrados a utilizar unas manos, unos movimientos, unos vestuarios… que no tenían nada ver con lo realista.

En la época de Yan´an, al mismo tiempo, comienza un proceso de purga de aquellas obras que, volviendo a la función pedagógica de la ópera, pueden enseñarte cosas buenas y enseñarte cosas malas. Es por eso que las malas había que apartarlas. En el famoso discurso sobre arte y literatura de Yan´an de 1942, Mao Zedong dice que hay que aprovechar la tradición y hay que aprovechar los géneros artísticos de fuera de China. La ópera de Pekín se utiliza entonces como el principal motor para la difusión de la nueva ideología entre el público, pero cribando aquellas óperas que no encajaran con el comunismo. Podían ser, por ejemplo, aquellas en las que se decía que una mujer tenía que ponerse al servicio de los valores confucianos.

¿Qué pasa tras la fundación de la República Popular de China?

Con la fundación de la República Popular de China en 1949, se da un cambio muy beneficioso para los actores. En la jerarquía social, los actores tradicionalmente estaban por debajo del último escalón; estaban totalmente discriminados, un actor no tenía derecho por ley a presentarse a los exámenes imperiales, no podía casarse con nadie que no fuera del gremio de los actores, tenían que llevar un gorro verde que les identificaba como actores… Los actores eran lo último de lo último, lo peor considerado en la sociedad, y más todavía en el entorno urbano, donde se empieza a reaccionar contra el mundo de las teterías, el opio, el ocio, la homosexualidad…

Pero con la fundación de la República Popular de China, los actores y actrices de ópera tradicional se convierten en trabajadores culturales. Eran gente del pueblo y reciben un estatus, un sueldo del gobierno, unos beneficios materiales, tienen sus casas… se crean las escuelas de formación de actores y actrices. Los actores se entregan a la causa porque están viendo que se está reconociendo su trabajo y sobre todo se están haciendo cosas muy interesantes; quizás no desde el punto de vista ideológico, pero sí desde el punto de vista artístico.

Cuando se funda la República Popular se crean los conservatorios y las óperas entran a formar parte de la política general cultural y el desarrollo científico. ¿Qué significa desarrollo científico? Pues significa que a partir de ahora las nuevas óperas se componen con una partitura hecha por un compositor según los cánones de composición de occidente. Todo lo que es escenografía, iluminación, decorado, todo esto se empieza a integrar de una forma estandarizada.

Y más tarde llegarán las óperas más famosas de la Revolución Cultural…

Sí, cuando se llega a los años 60, el clima político empieza a cambiar y se vuelve más intenso en cuanto a la pureza ideológica. Todos aquellos temas que no son realistas o que no pongan en escena la lucha del pueblo empiezan a no representarse.

En el año 1964 la esposa de Mao, Jiang Qing, organiza un festival de óperas revolucionarias en Pekín. Esto es un concepto nuevo. No son óperas contemporáneas, que eran de un tema contemporáneo; las óperas revolucionarias son aquellas que tienen como objetivo enaltecer la lucha del Partido Comunista para salvar a China. Tiene un estética muy específica, unos principios específicos, que son los tres enaltecimientos (santuchu, 三突出): entre todos los personajes deben enaltecerse los personajes positivos, y entre los personajes positivos hay que enaltecer a los heroicos, y entre estos al héroe principal. Todo tiene una estética muy definida. Desde el punto de vista expresivo también. Por aquello del desarrollo científico, junto a los instrumentos tradicionales se comienzan a introducir instrumentos occidentales. La escenografía es totalmente realista, pero los movimientos en escena son tradicionales; los personajes ya no llevan el vestuario y los maquillajes anteriores, pero sí que se clasifican en personajes tipos. Artísticamente son unas obras muy interesantes.

Cuando llega la Revolución Cultural, lo que pasa es que Jiang Qing sanciona un repertorio de ocho obras como las modélicas, las que son modelos para el pueblo. Durante la Revolución Cultural, especialmente durante los tres primeros años, son las únicas óperas que se permitieron escuchar en representación oficial. Todo el mundo las tenía que conocer, todo el mundo las tatareaba, todo el mundo las cantaba, porque no había otra cosa.

Al final de la Revolución Cultural (y obviamente con la muerte de Mao) la cosa se relaja. Estas obras, que hoy son vistas con suspicacia por su contenido ideológico y sobre todo por el contexto histórico en el que se producen, si se miran desde un punto de vista aislado, si se toma la obra y se estudia su estructura, el uso de los recursos y demás, son obras impresionantes, de una calidad artística enorme; solamente que tuvieron la desgracia de aparecer ahí y eso obviamente influye en la apreciación de la obra.

 


 

La Leyenda de la Linterna Roja (sobre estas líneas una versión cinematográfica) fue uno de los clásicos durante la Revolución Cultural. Si estás en China y no tienes acceso a Youtube, puedes verlo aquí.

¿Estas obras de la Revolución Cultural se siguen representando hoy?

Sí, claro. De hecho, en Pekín ha salido una nueva ley para introducir la ópera de Pekín en las clases de música, porque ahora mismo hay una desconexión importante entre el público y la ópera tradicional. Con esta ley, los chicos ahora tienen que estudiar un par de arias de ópera de Pekín en sus clases de música, y entre las que se proponen hay precisamente óperas revolucionarias.

 ¿Y en los últimos tiempos? ¿Qué novedades se han introducido en el género?

Desde que muere Mao Zedong, ya en los 80 hay intentos de utilizar, por ejemplo, a Shakespeare en la ópera de Pekín. También se introduce repertorio no tradicional chino dentro de un formato chino: se utiliza una nueva historia, pero el formato sigue siendo bastante tradicional.

Otras reformas importantes que sí se han hecho, por ejemplo, es el utilizar efectos de iluminación y demás. El desarrollo de la escenografía ha llegado a un punto que para mi gusto ya es excesivo; el escenario antes tan sólo tenía una mesa y dos sillas, mientras que ahora le sobran cosas por todos lados. Se utilizan proyecciones de fondo y muchas cosas más.

También la orquesta ha experimentado un desarrollo enorme: se han incluido un montón de instrumentos, tanto tradicionales chinos como occidentales, y sobre todo los teclados con instrumentos sintetizados, que ahora mismo hacen furor en China.

Pero en general, a excepción de la actuación virtual o xuni biaoyan (cuando el escenario se llena de cosas deja de ser artificial), las convenciones, la clasificación de personajes y sobre todo la melodía de canto… pues siguen siendo iguales. Existe el debate de hasta cuánto se puede estirar el género para que siga siendo ópera de Pekín; porque si ya cambias también el estilo de canto, pues a lo mejor será una cosa preciosa y muy interesante, pero ya no será ópera de Pekín.

Además de eso, también se está utilizando la ópera de Pekín en unión con otras expresiones artística. En el teatro hablado occidental, en el llamado teatro físico (physical theatre), se utilizan muchas cosas de ópera de Pekín. También hay compositores no específicos de ópera de Pekín, como Tan Dun o Guo Wenjin, que están utilizando melodías o elementos de las óperas tradicionales chinas en sus nuevas composiciones.

 



También hay actores que están experimentado con elementos de la ópera de Pekín y con otras cosas de vanguardia. Por ejemplo, en Taiwán está la compañía de Wu Hsing-kuo, que se llama Contemporary Legend Theatre, que está haciendo apuestas muy transgresoras. Siempre surge la duda de si esto sigue siendo opera de Pekín o no. Por ejemplo, la última producción de esta compañía es La Metamorfosis de Kafka, donde todos los personajes los interpreta Wu Hsing-kuo. Es una mega producción en el escenario, con muchos recursos escenográficos, iluminación, efectos, sonidos y demás… Además, Wu Hsing-kuo siempre tiene un compositor, lo cual ya le aleja bastante del género, pero también tiene un músico tradicional para que revise el canto.

 

 


 

 Una de las últimas obras de Contemporary Legend Theatre es una adaptación de La metamorfosis de Kakfa.

También hay una historia que es muy interesante: es la de Li Yugang (李玉刚), un chico que hace personajes femeninos mezclando ópera de Pekín con pop y que saltó a la fama en un reality show.

 


 

Li Yugang y una de sus actuaciones de música pop. En este tema se puede ver como utiliza sus habilidades en la representación de personajes femeninos de ópera de Pekín para hacer las dos voces de la canción. Si estás en China, puedes ver este otro vídeo en Youku.

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Citación

Daniel Méndez, “Entrevista a Rafael Caro Repetto: “Lo tradicional -y la ópera de Pekín- está cobrando nuevo prestigio en China”,” Repositorio HISREDUC, consulta 20 de abril de 2024, http://repositorio.historiarecienteenlaeducacion.com/items/show/5050.