Desintegración a dos voces: Kravchuk y Yeltsin cuentan su versión de cómo se decidió el final de la URSS

Título

Desintegración a dos voces: Kravchuk y Yeltsin cuentan su versión de cómo se decidió el final de la URSS

Autor

Pilar Bonet

Fecha

11/05/1994

Fuente

El País

Descripción

Comparativa de perspectivas entre Kravchuk, presidente de Ucrania y Yeltsin, homólogo de Rusia sobre la caída de la URSS.

Texto original

Dos testigos, dos versiones: el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y su homólogo de Ucrania, Leonid Kravchuk, dos de los tres dirigentes eslavos que sellaron el fin de la Unión Soviética el 8 de diciembre de 1991 en Bielorrusia, recuerdan de forma diferente y a veces contradictoria los históricos sucesos que protagonizaron en un pabellón de caza de la élite soviética en el bosque de bisontes de Bielovezhskaia.Así lo revelan, por una parte, las memorias de Yeltsin -Notas de un presidente- y, por otra, varias pormenorizadas entrevistas con Leonid Kravchuk que está publicando el periódico Kievski Vedomosti, de Kiev. Las memorias de Yeltsin acaban de aparecer en Rusia en una lujosa versión que algún comentarista local ha comparado a La pequeña tierra, un relato autobiográfico de Leonid Breznev, en clave de autobombo, que fue lectura obligada en las escuelas.

Yeltsin y Kravchuk son políticos en activo, y sus relatos encajan en las respectivas coyunturas de los autores. Yeltsin, a quien los sectores nacionalistas reprochan la desintegración de la URSS, explica la inevitabilidad del proceso que medió desde el intento de golpe de Estado de agosto de 1991 a la desintegración formal de la URSS cuatro meses después: "El centro personificado por Gorbachov estaba totalmente desmoralizado. Había perdido el crédito de confianza en los Estados nacionales que renacían. Había que hacer algo", señala. "Me parecía entonces que el acuerdo de Bielovezhskaia era necesario; en primer lugar, para reforzar la tendencia centrípeta en la Unión que se desintegraba, y para estimular el proceso de acuerdo". "La CEI era en aquel momento la única posibilidad de conservar un espacio geopolítico único", asegura Yeltsin, que dice haber acudido a la cumbre eslava con la convicción de que los recursos del entonces presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, estaban agotados.

Yeltsin, que describe con gran elocuencia su papel frente a los golpistas en agosto, liquida parcamente la cumbre de Bielorrusia. "Mirando los rostros exteriormente tranquilos, pero muy tensos, incluso excitados, de Kravchuk y [Stanislav] Shushkevich [el líder de Bielorusia], yo comprendía que íbamos en serio y que, tal vez, dejábamos marchar para siempre a Ucrania y a Bielorrusia, otorgándoles el mismo rango que a Rusia en el texto del tratado", señala Yeltsin.

Para Kravchuk, orgulloso de pasar a la historia como padre de la independencia de Ucrania, la cumbre de Bielovezhskaia fue la oportunidad única de lograr el reconocimiento de Ucrania como Estado autónomo, y al llegar a ella "ni siquiera pensaba" que acabaría con la aprobación de un documento concreto.

En la cumbre de Bielovezheskaia, los documentos que pusieron fin a la URSS fueron elaborados conjuntamente, relata Yeltsin. El presidente ruso no menciona el documento que Kravchuk asegura haber llevado (escrito a mano para evitar filtraciones) desde Kiev, ni las diferentes variantes que la delegación rusa tenía en reserva para afrontar las distintas situaciones que pudieran producirse.

En una conversación con esta corresponsal, Kravchuk confirmó que la diferencia básica entre su documento y la posición inicial de Yeltsin era la idea del Estado, ya que mientras Kravchuk pensaba ya en un Estado ucranio independiente, Yeltsin partía de la idea de un Estado único fiara todos, y, defendía la firma del Tratado de la Unión entre las repúblicas integrantes de la URSS en línea con la posición que Gorbachov le había encargado transmitir a Kravchuk. Sin embargo, Yeltsin tenía preparada una alternativa para el caso de que su homólogo ucranio no aceptara su primera posición.

"Yeltsin veía que el Estado soviético se cuarteaba y que conservarlo no era fácil, porque estaban en marcha grandes procesos, pero entendía que si Ucrania y Bielorrusia estaban de acuerdo en un Estado soviético, entonces éste seguiría existiendo, y si no, no". El, argumento definitivo para convencer al líder ruso fueron los resultados del referéndum celebrado en Ucrania el 1 de diciembre, en el que un 91% de los ciudadanos se pronunció a favor de la independencia. Según Kravchuk, la única diferencia entre el modelo de Gorbachov y el modelo de Yeltsin sobre el destino de la URSS consistía en que "sobre los dirigentes de las repúblicas soberanas no debía haber un jefe de la Unión". Si Yeltsin mantenía la posición de Gorbachov. señaló Kravchuk, a Ucrania "le hubiera sido cien veces más difícil conseguir su independencia".

En la cumbre de Bielorrusia, Rusia estuvo a favor de una "frontera común" de los países participantes y "no surgieron reivindicaciones territoriales en el interior de la comunidad" ni se trató, por tanto, el tema de Crimea. Cuando el documento estuvo listo, había que informar a Gorbachov de la decisión adoptada, "pero nadie ardía en deseos de hablar con él". "Yeltsin tuvo la idea de informar a Bush [el presidente norteamericano] de nuestro encuentro. Por si acaso. Sin dirigirse a nadie en concreto, Yeltsin dijo: 'Yo, con Gorbachov hoy no hablo".

Kravchuk consiguió convencer a Shushkevich de que, como anfitrión de la cumbre, le correspondía a él hablar con Gorbachov, y el dirigente bielorruso llamó por teléfono al presidente de la URSS. Tras la conversación, "comprendimos que la cosa podía adquirir un rumbo no deseado", señala Kravchuk aludiendo a la posibilidad de que Gorbachov usara la fuerza. Entonces, Yeltsin pidió que le conectaran con el ministro de Defensa de la URSS, Evguéni Sháposhnikov, con quien tenía buenas relaciones, y consiguió su apoyo. A pesar de ello, "aún sentíamos que la legitimidad del documento adoptado no era suficiente", afirma Kravchuk. Fue entonces cuando decidieron llamar al dirigente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáiev, que en aquel momento volaba de Almá Atá a Moscú para reunirse con Gorbachov.

Kravchuk asegura que simplemente se habían olvidado de él al planear la cumbre, y Yeltsin afirma que pensaron en desviar el avión que transportaba a Nazarbáiev y que el control aéreo del aeropuerto de autoridades de Vnukovo les prohibió comunicarse con él. Según Yeltsin, Nazarbáiev quiso ir a Minsk, pero fue seducido por Gorbachov en Moscú. Pero, según Kravchuk, se enfadó por no haber sido avisado previamente.

Los presidentes de las repúblicas ex soviéticas trataron sobre las condiciones de la jubilación de Gorbachov como jefe de Estado el 21 de diciembre en Almá Atá. Según Yeltsin, "muchos" de aquellos líderes querían privar al ex presidente de todo, dejarle la pensión de un jubilado corriente. "Yo prefería crear un precedente de jubilación digna de un jefe del Estado sin atmósfera de escán,dalo", asegura. Yeltsin se defiende de los reproches de falta de delicadeza con Gorbachov cuando le sustituyó en el Kremlin. alegando haberle dado una semana para recoger sus cosas. Kravchuk acepta mejor que Yeltsin la crudeza de las relaciones en Rusia. "No tenemos una alta cultura política, nuestra etiqueta está lejos de las normas internacionales generalmente aceptadas. Todo es lógico, no hay que asombrarse". "No estaba la cosa para despedidas", sentencia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de mayo de 1994

Archivos

Desintegración a dos voces _ Edición impresa _ EL PAÍS.pdf

Citación

Pilar Bonet, “Desintegración a dos voces: Kravchuk y Yeltsin cuentan su versión de cómo se decidió el final de la URSS,” Repositorio HISREDUC, consulta 29 de marzo de 2024, https://repositorio.historiarecienteenlaeducacion.com/items/show/5149.

Document Viewer